viernes, 21 de septiembre de 2018

Hicieron fiesta en el psiquiátrico.

Ayer volví y estaban bailando
los pijamas sacudían emocionados sus arrugas
los músculos alegres se estiraban y contraían,
el polvo acumulado saltaba de la piel
y las penas miedosas aparecían y morían.
Nadie ponía en duda que con el pensamiento te fugas
y riendo con mil saltos se iban caminando.

Se armó la fiesta en el pabellón.
Aunque no hacía sol parecía verano
olvidamos todo en pos de la felicidad
brillaban los ojos, danzaban los pies.
¡Cuál fue mi gozo al ver la festividad!
En mantener ese espíritu ahora me afano
y en cosechar sonrisas color bermellón.

Perdonadme cuando me juzguéis.

Os pido perdón
por no llevar mis muñecas abiertas
con ríos bañados en aguas rojas
que se desbordan
a cada latido.

Me disculpo
por no mostrar en mi garganta
un collar diagonal de besos
azules amarillos y morados
que no pudieron sujetar a tiempo
el rostro que os enseño.

Siento no vestir
un esqueleto fragmentado
por el paso decisivo
al encontrarme de un golpe
en el horizontal de los adoquines.

Me arrepiento,
os digo,
de no indicar en mi cuerpo
la prueba de mis pecados,
de no ilustrar mi historia
con heridas supervivientes;
de no haberme convertido
en una porcelana rota
ante la que con el mismo dedo
señalar
y secaros las lágrimas.

Me pido perdón
a mí
en solitario
por confundida creer
que algún día necesitaría
para curarme
vuestro llanto.

lunes, 17 de septiembre de 2018

La vez que lloré.

La vez que lloré
por mi miedo
porque si no lloraba,
me moría.

La vez que lloré
por mi miedo
vine a entregarme
a quien pudiera ayudarme.

La vez que lloré
por mi miedo
con los dientes apretados
y las uñas clavadas
en lo blando
de mi alma.

La vez que lloré
por mi miedo
y puse en duda mi vida
sin sacarla de ahí.

La vez que lloré
por mi miedo
y me miré al espejo
con una sonrisa congelada
que podía ser feliz
pero era llanto.

La vez que lloré
por mi miedo.

¿Son estos los caminos de la locura?

¿Son éstos los caminos de la locura?
¿son éstos? pregunto: la obsesión,
la capacidad de la percepción oscura
la presión en el cuerpo y su extensión
saber que eres artífice de tu tortura
visualizar tu sangre sin ser doliente,
sentirte a veces tan virgen pura
congelada para siempre en la destrucción silente.

domingo, 16 de septiembre de 2018

La ausencia del miedo.

Un apocalipsis nuclear, apuñalamiento en un callejón, el cielo cayendo sobre nuestras cabezas, envenenamiento, una caída mala por las escaleras, salto con paracaídas sin paracaídas, las serpientes, alacranes, avispas tigre, mal de amores, las tormentas, decepcionar a una madre, el desierto, que nadie te refugie, la guerra, perder extremidades, inundaciones, dejarte el gas abierto, la pobreza, el capitalismo, el cáncer, maldiciones, los falsos amigos, la soledad,

nada te da miedo cuando tú eres quien más te asusta.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Nadie se cree Napoleón.

Nadie se cree Napoleón.
Las horas pasan lentas
pero nadie se da cuenta
porque Nadie es Napoleón.

Se pasea una y otra vez
memorizando las mismas aristas
del mismo pasillo
y Nadie imagina recorrer Francia.

Aunque hay normas claras,
no son las del ejército
y esta vez no es Nadie
el que se engaña a sí mismo.

Nadie se cree Napoleón
ni sueña con conquistar Rusia
sino con algo más grande:
salir a la calle y no sentir miedo.

Aunque lo sea.

No hay bajo este techo
la pesadilla prometida
la miseria escondida
el shock que vendría de fuera
y está dentro.

Los despojos, dónde están,
quién invirtió el eje
de este espejo de metal
y nos mintió. Alguien
dividió lo sano
el cuerpo
lo insano
el alma
(si existiera).

Se nos vendió la televisión
y peor,
la teleología,
el final deseado
destinado.

Abres los ojos y no ves ese final
solo el final que no está
y te dicen:
ese no es tu final.
Aunque lo sea.

martes, 4 de septiembre de 2018

Afecto incongruente.

Presenta mi perfil psicopatológico
que muestro afecto incongruente.
La definición no aparece en Wikipedia
supongo que se refiere a que no sé querer a la gente.

Hoy únicamente es martes y solo día cuatro
y ya estoy cansada de mi propio cariño
viciado maldito dependiente y puro teatro
e incapaz de si lo llamo aparecerse.

Me cuesta horrores esto del amor,
soy Sísifo aplastado por la piedra al tercer día,
roca que me succiona y me deja sin color
sin el rojo de las mejillas que precede a los abrazos.

La única verdad en esta mi absurda vida,
sin querer contradecir a loqueros mal pagados,
es que yo escribo y amo sin medida
que de piel afuera soy una fuente de cariño

pero que no sé demostrarlo aunque exista.
Que soy radical y sé que quiero a otros
y a mí me tengo aprecio pero no soy egoísta,
que el afecto que peor demuestro es a mí misma.

Aunque es más fácil resumirlo
supongo
y en mi perfil psicopatológico de urgencias
decir que muestro
afecto incongruente.