sábado, 29 de noviembre de 2014

Yo venía a decir no sé muy bien qué pero desde luego no algo alegre.

Alguien llama "nubes grises" a la melancolía,
confunden "romper a llover" con romper a llorar.
Nadie se ha roto el corazón sin conseguir antes que se ría.
Que se ría la vida, quiero decir.

Veinte años son suficientes para el aprendizaje.
Sentirse especial solo dura el momento de subida
con semejante caída no vale la pena el viaje.
Quién distingue miedo y autonegación.

No solo cae el telón cuando acaba el espectáculo,
las flores también se pudren cada invierno,
el buzón lleno de facturas es el nuevo oráculo.
Miro arcoiris y únicamente veo caras tristes.

Llenas de colores, eso sí.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Pienso seis cosas imposibles antes de desayunar y todas felices.

I
Que no somos monstruos marinos tatarahuérfanos,
que no hay bolsas con tu olor
donde no está tu casa.
Que no llevo tus pañuelos en el cuello,
pero sí tus besos en las mejillas.

II
Siendo más realista:

que nos veías cuando mirabas inconsciente.
Te reías de nuestra mala suerte,
sonreías porque estando con quien más querías,
ibas a ir con quien amas.

Qué inconsciencia tan de andar por casa.
Qué final tan silencioso,
qué puntos suspensivos tan bulliciosos.

III
Ya no divido mi vida en cuando todo iba bien
y cuando todo va mal.
En cuando estaba engañada
y ahora que no lo sé todo.

Las cosas pueden ir bien yendo mal.
Es el tercer pensamiento irreal.

IV
No hay mentiras bajo el cielo.

Condenar la mentira y el asesinato como prohibido en todas las sociedades me suena un tanto raro, señores antropólogos.

V
"Amar a alguien significa decirle 'tú nunca vas a morir'.", contaba un sacerdote a veinte personas pero me lo decía a mí. Y a ella.
El mundo no se cae, se tambalea, y el amor existe.

VI
No hay nada imposible.