martes, 12 de diciembre de 2017

10:28 am de un martes.

El mundo amanece de nuevo,
el sol comienza su baile en el horizonte
y una vez más con su suicidio amenaza,
como el eterno ir y venir de Caronte.

Yo nací un día frío como éste,
quizás por eso nunca aprendí a abrazar.
Sé más de rubores por vergüenza
que de amores que llegaron por azar.

Nunca he tenido muchas certezas,
jugué a la confianza como a la ruleta rusa,
apreté el gatillo pocas veces pero fatales,
de mi propia vida me proclamé exclusa.

"Entre todos la mataron y ella sola se murió".
Destrozada por la adversidad tomé una resolución:
con el puñal entre tus dientes me di el golpe de gracia
rezando por haber llegado al punto de inflexión.

Ahora con mi sangre bajo las uñas
pido no mancharme con la vuestra las manos,
que si me quieren sea sin hacerme daño
y ser un poco menos frágil todos los veranos.

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